Trastornos del comportamiento alimentario

Los trastornos del comportamiento alimentario (TCA) son enfermedades mentales graves en cuyo desarrollo influyen muchos factores:

  • Predisposición genética.
  • Psicológico: imagen corporal negativa o distorsionada, baja autoestima, autoexigencia…
  • Sociocultural: estereotipos de belleza y éxito, redes sociales, historia de maltrato, críticas o burlas por el físico, adolescencia…
  • Familiar: sobreprotección, experiencias vitales, estructura familiar…

Todos los TCA cursan con una conducta alterada en la ingesta de alimentos o la aparición de rituales para controlar el peso. Las personas que padecen un trastorno de la conducta alimentaria, en ocasiones desconocen las causas que le llevaron a padecerlo y su vida se ve afectada a nivel físico (pérdida o ganancia de peso, amenorrea…), psicológico y social.

Se observa una mayor prevalencia en mujeres, pero puede afectar a cualquier persona, y puede aparecer a cualquier edad aunque se aprecia una mayor incidencia en la adolescencia por lo que la prevención en esta etapa está más que justificada.

El apoyo de la familia es clave en la rehabilitación de las personas que padecen un trastorno de este tipo, así como un tratamiento personalizado con un enfoque de profesionales multidisciplinar (médico, psicólogo experto en trastornos del comportamiento alimentario, nutricionista…).

Tipos de trastornos del comportamiento (TCA)

  • ANOREXIA:

Se caracteriza por una pérdida ponderal autoimpuesta, un miedo intenso a ganar peso y la existencia de una distorsión de la percepción de la propia imagen corporal.

  • BULIMIA:

Se caracteriza por la presencia de episodios frecuentes de ingesta compulsiva o atracones, además existen mecanismos compensatorios para evitar el aumento de peso (conductas purgativas, ayuno o ejercicio intenso) y una preocupación excesiva por el peso y la figura.

Normalmente estas personas suelen tener un peso dentro de los límites o un poco por encima de las recomendaciones (al contrario de la anorexia que hay un bajo peso). A veces es complicado diferenciar si la persona padece anorexia o bulimia ya que se pueden superponer episodios de ambos trastornos en el tiempo, y se estima que un 50% de los pacientes con bulimia nerviosa tiene antecedentes de haber padecido anorexia nerviosa.

  • TRASTORNO POR ATRACÓN:

En el trastorno por atracón la persona ingiere una cantidad de comida superior a la que cualquier otra persona comería en el mismo tiempo. La persona come más rápido de lo normal, hasta sentirse desagradablemente llena. Lo hace sin tener hambre física y realiza la conducta a solas al sentirse avergonzado de ella. La persona pierde el control de lo que come; pero a diferencia de la bulimia nerviosa no se producen conductas compensatorias (laxantes, ejercicio físico intenso…)

Existen otras alteraciones relacionadas con la conducta alimentaria que no se engloban en clínica dentro de los trastornos del comportamiento alimentario como son la vigorexia y la ortorexia.

  • Vigorexia: preocupación experimentada por sentirse débil o poco musculoso, aún teniendo un cuerpo grande y musculado. La persona busca conseguir el cuerpo deseado mediante horas de gimnasio, alimentación encaminada a aumentar la masa muscular e incluso la toma de suplementos).
  • Ortorexia: obsesión patológica por la comida sana. La calidad de la dieta constituye eje vita de la persona; consumiéndose sólo alimentos procedentes de la agricultura ecológica y se excluyen muchos otros pudiendo derivar en estados de desnutrición severo.

La recuperación en los trastornos del comportamiento alimentario es compleja y a medida que se vayan logrando metas se puede incidir en la prevención de recaídas. La figura del dietista-nutricionista enriquece la intervención en los TCA, apoyando a la persona a consolidar unos hábitos saludables; trabajando sobre mitos e ideas erróneas que muchas veces el paciente suele tener.

La re-educación nutricional adquiere un papel primordial dentro del camino de la recuperación; el cual llevará su tiempo y a menudo será incómodo para el paciente, por ello es importante que el equipo de profesionales trabajen en equipo y se genere la confianza de la persona afectada. De esta manera el paciente podrá adquirir toma de conciencia del problema y estará motivado para el tratamiento.

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